Y sigue latiendo, como si nada

Olvidó sus mejores sonrisas dejando que le construyeran nochebuenas y cumpleaños, entre días de labor y fiestas de guardar, entarimado entre trozos de cartón.

Hace tiempo que recuperó la esperanza con el sobrante de las mentiras de aquellos tiempos, en los que nada se cuestionaba por confortabilidad o temor.

Una inmarcesible paz llega ahora cuando no hay embuste que sostener ni servilismo que arrostrar.

Dicen que el corazón no se arruga por más que sea arañado. Yo la observo más fatigada aunque una inmensa calma inunda sus ojos, teñidos ahora de azul cielo, después de tantas lluvias soportadas.


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